lunes, 17 de agosto de 2009

Soy gordo y qué


Hola, es difícil comenzar un blog que pretende ir contra la corriente, si eres gord@ te has enfrentado durante toda tu gordura a las miradas censuradoras, a las recriminaciones, tales como que no tienes fuerza de voluntad, a la discriminación ¿han visto a alguna estrella de Hollywod gorda? y, lo que es peor, a la autocensura: no puedo hacer esto o aquello porque soy gord@.
Algunos valientes se atreven a ir contra el status quo y se lanzan a transitar caminos casi prohibidos para gord@s, como ser modelo de alta costura, por ejemplo, sin embargo el camino se hace cada vez más estrecho, las investigaciones médicas, los dictámenes de la moda y los prejuicios estéticos hacen que la vida de los gord@s sea cada vez más parecida a lo que vivieron los sudafricanos durante el apartheid o la larga segregación que sufrió la población negra en los Estados Unidos.
Esto no quiere decir que esté en contra de los médicos, ni que quiera imponer una nueva moda "gorda", el objetivo es conseguir la aceptación, primero la autoaceptación, luego la aceptación familiar y, por ende, la aceptación social. Motivar la tolerancia, recurrir a canones estéticos menos rígidos y enfrentar a la mega industria que gira alrededor de la gordura.
Ya veo la mirada reprochadora de mi amiga, la médico, sí, ya he pensado en la diabetes, pero también hay flacos diabéticos y gordos que nunca la sufrieron. Dónde me dejas los riesgos coronarios, sí, por supuesto también estoy consciente de que existen, pero no es menos cierto, que deportistas en el máximo de su condición física mueren de infartos en plena cancha.
¿Qué quiero decir con esto? Que tal vez los riesgos de la gordura se han maximizado, creando así la cultura del repudio hacia l@s gord@s.
Así como hay gente de todos los colores, hay gente de todas las gorduras, hay gord@s con diez kilos de sobrepeso que se enfrentan al mismo juicio que un gord@ con cien kilos de sobrepeso. Estas personas deciden luchar denodadamente contra una gordura que, tal vez, no afecta su salud, si no que, simplemente, no le permite ponerse los pantalones aquellos, o no quieren aguantar las bromas de sus allegad@s acerca del "cauchito", pero ese juicio la empuja a emprender la dieta X, Y o Z , a gastar miles de bolivares, pesos, euros o dólares en pastillas, maquinas de ejercicios o soluciones "milagrosas" a esos kilitos extra.
Todo eso no es problema si te sientes bien, si consigues tu cometido y el bendito pantalón por fin te cierra y te ves chevere con él. El problema comienza cuando las dietas producen el efecto adverso y en vez de disminuir, subes diez kilos más, si el cauchito de moto se convierte en un caucho de vehículo familiar, entonces la frustración te hunde en la eterna lucha contra los kilos, en el pesaje diario, desesperado, rogando siempre que la aguja de la bascula se mueva hacia abajo, aunque sea un milímetro.
Es en ese momento, en que debes comenzar a aceptar que eres gord@ y qué, que a pesar de los kilos estás bien de salud y, que además, tienes esa hermosura que te da estar satisfecho contigo mism@.